Chile cuenta con uno de los mejores sistemas estatales de conservación a nivel latinoamericano y mundial, con 36 parques nacionales, 49 reservas nacionales y 16 monumentos naturales, administrados por la Corporación Nacional Forestal (CONAF) y que abarcan una superficie de 14,7 millones de hectáreas, el 19,3% del territorio nacional, resguardando de manera efectiva los ecosistemas del país y así mantener los procesos evolutivos que permiten conservar la diversidad biológica.
El Sistema Nacional de Áreas Silvestres Protegidas del Estado (SNASPE) tiene como objetivo fundamental asegurar la diversidad biológica (artículo 34° de la Ley 19.300 de 1994), cuyo alcance se mide en función del nivel de ecosistemas naturales que son representados. En la actualidad, para el SNASPE se utiliza el Sistema de Pisos Vegetacionales (Luebert y Pliscoff, 2006), el que estableció para el país 127 pisos.
De los 127 pisos vegetacionales o ecosistemas del país, 106 de ellos (82,7%) se encuentran presentes en el SNASPE, en distintos grados de cobertura. Sin embargo, el desafío de Chile para lograr un mejor nivel de conservación de su biodiversidad es integrar al sistema de protección los 21 de ellos (17,3%) que no se encuentran bajo protección.